Bailar respirando yoruba

DEMO-N 0074
Uno sube las escaleras frente a la Sala Avellaneda con los tambores ya entre las sienes y dobla frente al Café Cantante y atraviesa las oficinas del Teatro Nacional para llegar a las taquillas. Encima de las taquillas baila todos los días una compañía de danza. De ahí provienen los batá. Del segundo piso. Porque del tercero se desprenden las notas clásicas de un piano que se ahoga entre las barras y el linóleo. No perturbarían el folclor que emana de los cuerpos sudados ni aunque quisieran. Un profesor negro se contrae y luego abre los brazos y los mueve en ondas, al ritmo de la música, junto con los hombros y parte del torso. La mirada, impertérrita. Los músicos cantan a Oyá, pero yo creo que el negro tiene hecho Yemayá. O pudiera ser Obbatalá. Nunca acierto en esas cosas. Los demás bailarines lo imitan, pero el negro tiene la rumba metida en los huesos y se abandona y los abandona hasta que cesa la música.
Una veintena de californianos enmudecidos ha asistido a la clase. Algunos segundos de silencio después de los tambores indican que la clase ha terminado. Y luego los aplausos, in crescendo, llenan el salón. Convencidísimos ellos. Sofocadísimas ellas. Continúa leyendo Bailar respirando yoruba