Contagio

sala
Una sala de hospital no se parece a nada. Mucho menos una sala de contagio. Sin acompañantes ni visitas. Sin más horizonte que la pared fronteriza del cubículo o el área encerrada bajo el mosquitero. Sudando la fiebre de la madrugada y tragando en seco, raspando las amígdalas y gritando en silencio, frenéticamente, que no deberías estar ahí, que todo ha sido una confusión, que terminarás enfermándote de veras, contagiándote con lo que sea que circule por allí.

Por toda respuesta, veinte batas blancas al día te recitan, en forma de pregunta, los síntomas que se supone deberías tener:
-Vómitosdiarreassangramientoporalgúnlugardolorabdominaldolorenlosojosdolorde cabeza, algo que te preocupe? Continúa leyendo Contagio